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El ingeniero

L'ingénieur
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Cada artista tiene un viaje muy específico y propongo explicarte el mío para que puedas entender mi trabajo y cómo las esculturas estéticas pueden coexistir junto con otros trabajos mucho más difíciles.

Siempre pensé que es en el suelo fértil de la infancia donde crecen las semillas que construyen una vida. Cuando era niño me apasionaban dos cosas que aparentemente eran opuestas pero que eran una. El primero: Construye objetos con todo lo que se te ocurrió, la magia de poder crear lo que antes no existía. El segundo: la curiosidad de todo lo que estaba vivo, lo que me empujó a atrapar animales pequeños, a diseccionarlos para tratar de comprender el funcionamiento de los vivos, el increíble funcionamiento de la vida.

Estas dos pasiones condicionaron toda mi vida y me llevaron a convertirme en un escultor autodidacta a la edad de 20 años y me lancé de lleno a la escultura, pero en cuanto tuve un poco de dinero frente a mí, Tenía la necesidad de satisfacer mi segunda pasión por la ciencia, lo que me empujó a realizar estudios médicos a la edad de 24 años.

Sorprendente paradoja de que fue el arte el que pagó mis estudios médicos.

Qué aventura tan extraordinaria para acceder al conocimiento.

Estas dos pasiones se unieron cuando, al final de mis estudios médicos, me convertí en un terapeuta de arte, que consiste en tratar a los pacientes haciéndolos hacer arte. Luego creé el primer servicio de gerontología en gerontología en Francia.

Mi paso por estos lugares de soledad y dolor, que son los hospitales de largas estancias, cambió radicalmente mi visión de las cosas. Anteriormente, loco por la estética y la belleza, me di cuenta de que no podía explicar la difícil condición humana y fue en este momento que se hizo un gran salto en mi creación y que los enanos apareció en mi trabajo.

Para ilustrar esto, hice toda una serie de esculturas que representan hombres y gallinas. Como muchos de nosotros, estoy escandalizado por la relación que existe hoy entre el hombre y los animales modernos y elegí el animal más humilde que representé, arrancado y listo para comer. Lo elegí porque es la primera fuente de proteínas para el consumo humano en todo el mundo. Es el animal que más sufre por los métodos modernos de cría y sacrificio. El problema no es consumir carne, es consumirla como lo hacemos en la inconsciencia más perfecta. El hombre ya no respeta la vida del animal, lo usa como una fábrica de proteínas. Estamos muy lejos de la concepción de las tribus primitivas que pidieron perdón al alma del animal antes de consumirlo.

Los extraordinarios avances científicos han llevado a descifrar el genoma humano y ciertos genomas animales y hemos notado que la diferencia es mínima, lo que debería llevarnos a un respeto y precaución infinitamente mayores.

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